probablemente hacer una crítica de tu propio disco no sea más que una autocrítica, una toma de conciencia de lo que hacés. como ya alguno sabrá o pueden leer por ahí, el disco fue grabado íntegramente con un sólo micrófono y una computadora que no tiene casi ninguna placa de sonido, o lo que realmente merece ser llamado así. más allá de estos detalles insignificantes para el que escucha el disco, lo que me sorprende es haber logrado esa pureza y esa frescura que parecía imposible con tantas canciones, con tanta letra, con tanta oscuridad, tristeza y dolor. a pesar de todo eso, y de los esfuerzos evidentes de la cantante por sentirse cómoda con su propia voz confesando toda una serie de fantasías que involucran desde el sexo nunca concretado entre chicas, una pérdida muy fuerte que oscila entre la ausencia, el vacío y una búsqueda incesante de ese ser monstruoso que conjugue todo sus deseos; el disco se desliza, y con mucha gracia a través de 10 canciones plagadas de guitarras una encima de la otra, que atacan, que cubren, que llenan, que se multiplican, para cerrar una historia que se calma en el medio con una canción instrumental que en realidad tiene letra y se toca en vivo, y que es tal vez el eje alrededor del cuál gira todo el dolor y la angustia. por momentos podría parecer que no vas a pasar de la 3ra canción, sobre todo porque se vienen algunas sin batería y sin bajo, más sin embargo, una vez más, las guitarras y las ideas, sencillas pero efectivas, logran meterte de nuevo en ese mundo íntimo y cerrado de Florencia y los monos de la odisea del espacio.
gracias hernán por la fe y el corazón.
gracias mamá por darme tanta letra cuando te fuiste
y gracias a todos los que me rompieron y siguen rompiendo el corazón.
gracias al whisky y a los amigos y a la diversión tb.
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