lunes, 17 de junio de 2013

Qué esperás (2012)





Fue tal vez el día de más calor en esa provincia que hasta hace poco tiempo me era tan ajena. Era la primera vez que me subía a un avión. Todo coincidió por suerte. Me dieron las vacaciones y venía Morrissey. Ya lo había visto al tipo allá por el 2004 en el primer Personal Fest que se hizo, había sido buenísimo, era la época de You are the Quarry y yo estaba re de novia y era feliz. Esta vez el panorama pronosticaba bienestar, no era exactamente feliz, pero estaba bien. Viajé con Guido, que me sacaba fotos en el aeropuerto con un Samsung básico. No tuve miedo en ningún momento en ese avión. Dormí las 2hs y poco más de vuelo. Sólo me movilicé un poco con el descenso, que te da una sensación bastante profunda en la cabeza con cada bajada. Esperamos bastante el equipaje ese día, pero nos divertimos viendo lo potros que eran unos chabones de un equipo de rugby de Chile. Cuando por fin pudimos recoger nuestros bolsos y salir del aeropuerto, el calor porteño y el vapor del río nos pegó en la cara. Teníamos que tomar bondis distintos, Guido iba a lo de la Cló y yo a lo de la Sazy, una en Almagro y la otra en Congreso. Cuando llegué a lo de la Sazy, ella se había ido al súper en busca de provisiones. Me senté en la puerta del edificio a escuchar Morrissey en el Ipod, cagada de calor, o sea, venía de Tucumán, la ciudad más irrespirable de la Argentina tal vez, y resulta que Buenos Aires, oh, Buenos Aires, estaba más húmedo que el pingo. Cuando llegó la Sazy nos abrazamos emocionadas como siempre y subimos al departamento. No sé bien qué hice durante el tiempo que transcurrió entre que dejé el bolso y el cuarto de ++**ci**++ que tomé, el campari, el porro, unas papas a la crema, una manito de cóctel para tomar ++**c+**, la Lourdes, la Carla, el Mocho que se cayó de la silla y la rompió, mi remera de Carver, el short lila, otro cuarto de ++**do**+ y finalmente partir hacia el recital en subte, tren, ómnibus (no me acuerdo), con mucho alcohol, ++**+ga** y calor en la mente. Mi segunda vez de ver a mi ídolo máximo del universo.
Llegamos sobre la hora, nos chorreaba la transpiración. Me quitaron mi botella de agua al entrar. Tenía el pantalón completamente adherido al cuerpo. Con el Mocho nos dieron ganas de entrar al baño. Ahí creo que lo vimos a Juan, Valentina y Alfredo, otros amigos de Tucumán, pero que no viven en Buenos Aires, que estaban de visita como Guido, el Mocho y yo. Que habían ido a verlo al capo, igual que nosotros. Creo que todos por primera vez. Para entrar al baño químico tuve que hacer cola. Cuando logré entrar me acuerdo que nunca me había sentido tan mal durante unos segundos interminables que duró mear, tratar de limpiarme, tratar de subirme el pantalón con la cantidad de agua que me caía del cuerpo, tratar de no ensuciarme en ese baño roñoso y oscuro, etc. El Mocho me esperaba en la puerta, compramos un agua mineral que nos salió un montón de $$$, y finalmente nos encontramos con las otras hacia el final o parte de atrás de la cancha donde muy lejos estaba el escenario donde tocaría Steven Patrick. Por el costado del club pasaba un tren. Había muchísima gente. Creo que estaba tratando de prender un cigarro cuando empezaron a sonar los primeros acordes de First of the Gang. Empezamos a gritar con la Sazy y como dos enanos locos, nos abrazamos y empezamos a saltar alejándonos del resto y metiéndonos en el medio de la turba iracunda, pretendiendo inocentemente llegar al escenario, cosa que obviamente nunca sucedió, ya que en mitad del camino nos empezó a faltar el aire mal y tuvimos que volver, ya despacio y desilusionadas, mientras ya se escuchaba You Have Killed me. Sí, arrancó con toda el viejo culiao, después bajó, después remontó. Lo veía chiquitito, con una camisa amarillo-oro, otra azul, otra roja -no sé si ese era el orden-, pero no me importaba nada, yo estaba disfrutando del recital, a pesar del deshidratamiento, a pesar del dolor y confusión que tenía en la cabeza a causa de todo lo que había consumido. Yo cantaba a los gritos, saltaba, a pesar de todo, a pesar de que las otras estaban sentadas y riéndose de mi emoción. Hubo momentos de oscuridad intensa como cuando cantó Meat is Murder, pero qué esperan los que se quejaron de ese momento. En serio, qué esperan de un artista. ¿Esperan que cumpla con sus expectativas?¿Que cante las canciones que justo querías escuchar? Ni que fuera una radio. Sí, por ahí no cantó los mejores temas de Ringleader o de Years of Refusal, pero tampoco son de sus mejores discos. Si vas a ver a Morrissey o bandas retiradas a esta altura de tu vida es porque sos fan de la banda. No es una muestra de arte (?). Así que en mi humilde opinión estuvo muy bien que el recital no fuera lo que todos esperaban. Me encantó que no fuera hitero, que no quiera ser un tipo agradable -porque no lo es-, que divulgue lo que piensa sobre el hecho de comer carne -porque le pese a quién le pese ese tema para él no es nuevo y lamentablemente el tipo tiene su ideología y así la transmitió siempre-, además después de semejante carrera, la verdad es que haga lo que quiera. A mí me gustó el recital, me pareció visceral oscuro, y el tipo viene de esa onda. How soon is now? fue uno de los mejores momentos, aparte de la oscuridad la banda sonó impresionante. Creo que ese fue el final.

Me acordé de todo esto porque ahora el viejo viene de nuevo y ayer se hablaba por aquí de que el recital del año pasado había sido muy malo. Gente quejosa y que espera demasiado de los artistas que ya están grandes para tanta boludez.

*Ese día terminamos caminando de regreso a una parada de colectivo. Lo hicimos subir al Mocho a un bondi, algo realmente increíble. Fuimos a un restorán vegetariano, o vegano, donde estaban Joaquín Furriel, Eme y Rodrigo de la Serna. A mí se me partía la cabeza en mil pedazos. Me tomé un migral, un rivotril. Fui al baño al mismo tiempo que Rodrigo de la Serna. Suspenso. No pasó nada. Sólo nos miramos y cada uno entró a su baño. Me lavé la cara un montón de veces. Subí y ya estaba mi sanwich veggie. Me miré con Eme, bah, en realidad yo sólo podía mirar la nada, pero Eme creyó que yo la miraba a ella y empezó a hablarme. Yo no le entendía nada así que le dije 'sí, estos son mis amigos', y me reí. La miraba porque me decían que se parecía a una amiga nuestra. Yo no sabía quién pingo era Eme. Después se fue y me dijo provecho. Todos se rieron y empezaron a gastarme con que Eme era mi novia ñiñiñiñiñi. Fin de la historia.

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